Nadie te ve.
Nadie te huele.
Nadie te toca.
Nadie te chupa.
Nadie sabe si vivo
Nadie si muerto.
En la habitación devorada por el silencio,
el tiempo se pasea entre los muebles.
El pelo se vuelve gris y los ojos
hundidos en arrugas de olvido.
Las hojas del calendario pesan
y la tarde se pasea cansada
de esperar su muerte.
En pocos versos has dibujado la esencia del existir. Me gustó mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Ramón, me alegra saber que te ha gustado. Un abrazo.
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