viernes, 13 de diciembre de 2013

No envejezcas

Tenaz, insistes en decirme que ya no soy joven,
pero que no envejezca.
Tenaz, persistes en señalarme el calendario que conservas
en tu corazón envilecido.
Muestras, sin titubeos, los meses, los días borrados,
esos que ahora son sólo un número.
Me repites constante cómo podía haber sido
lo que no ha sido,
lo que no tiene remedio.
Ayer fue principios de siglo,
hoy amanece tarde ese sol de invierno que anuncia
lo que somos
hojas que lleva el viento.
Ligeros y caducos.

Breve encuentro

Te encontré en la calle
apresurada de coches,
niños corriendo a clase,
las manos frías de afecto,
tus ojos escondidos
tras unas gafas distraídas.
Se caía el bolso,
la carpeta,
los documentos,
el otro bolso,
las llaves del coche,
las llaves de tu destino.
Quería decirte que
te quiero,
que quizás podemos parar
y mirarnos el alma.
Balbuceaste algunas sílabas
de cansancio
y vi cómo te alejabas
en un vehículo extraño
de color gris,
como mi desencanto.