jueves, 20 de febrero de 2014

Hace tiempo


Hace tiempo que nadie recorre
las calles de mi piel. Solitarias
esperan, cada amanecer, aquellos
transeúntes que son tus dedos.

Hace tiempo que nadie habita
los rincones de mis manos
solitarias que esperan
ese huésped que fue tu cuerpo.

Salto por el salón como una araña
hurgando en tu cuello descuidado
tejiendo la tela de un beso.
Hace tiempo que vivimos
empujados por el huracán
del caos y del miedo a perder
ese salón arrebatado
a aquellos locos jóvenes
que iban a cambiar el mundo.

Tenemos miedo y estamos cansados
por eso, quizás, ya no dormimos abrazados
en las playas desnudas de
una luna de verano.
Y, ahora ¿dónde estamos?
llenos de invierno prematuro
nos miramos desde la misma orilla
de ese universo
que no conseguimos cambiar.
Y esperamos a que el otro ser humano
que nos mira nos diga algo,
nos toque, nos empuje, nos arrastre.
Y ese mismo rostro que nos observa,
espera los mismo,
espera nuestro salto, nuestra risa,
nuestra juventud muerta
o transformada.



Veo, veo

¿Qué hay en tu rostro,
en tu boca, en tus manos?
¿Dónde está la ciudad que
enreda tu cabello?
¿Dónde esas calles, esas casas,
coches, ciclistas, madres,
niños llorando,
semáforos rotos?

No vives aquí.
Pero en territorios
donde nada es igual.
"Yo veo una luna como un trozo de queso...
tu ¿qué ves?"
"Yo veo un pozo de  leche para mi garganta sedienta".
"Yo veo el mar azul de mis recuerdos...
tu ¿qué ves?"
"Yo veo una selva de silencio..."

¿Dónde están nuestras vocales,
esas que deberían contar cosas
que susurran los amantes?
"Yo veo palabras lejanas, ajenas, perdidas
en un laberinto de desigualdades
tu ¿qué ves?"


A mi cuñado que nunca me ve.