El tiempo lo inventó un señor.
Nos quiso hacer esclavos del recuerdo y la ilusión.
Entonces, se convirtió en un niño travieso
que juega con mis ojos y borra mi corazón
Ahora camina por las calles de mi barrio,
sin pudor, desnudo, enloquecido y envejecido
cantando aquella canción.
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