Tienes en la boca sabor a cuento de hadas,
a brujas, princesas y ranas.
Si me cierra los ojos la mano de la noche
me cuentas cómo se convirtió el hombre en águila,
cómo recuperó el mudo la voz,
cómo robó el diablo el color de la princesa,
cómo se conquistaron.....
Parece que quiere amanecer.
El sueño empuja al sol hacia el otro lado de la calle.
Corre las cortinas.
Tus labios duermen sobre mi rostro.
Tantas veces regresé con el cuerpo herido al patio
donde se violo la luna...
pero la silueta de tu aliento me detuvo
tras la puerta buscando
ese cuento para que me lo contaras.
Me he detenido en tu poema y me ha hecho recordar mi infancia de cuentos al amor de la lumbre en las montañas de un pueblín de León. Enhorabuena.
ResponderEliminarSalud.
Julio González Alonso