abandona mi pelo,
las colinas que fueron las piernas
aquellas de antaño.
Corre hacia el mar,
ese bravo, gris, enfurecido
de barcos quebrados.
Corre,
pero llévame contigo,
quiero ver los niños jugando en la arena,
los desiertos, montañas y valles
que el viento transforma,
igual que cambian tus pupilas,
tu boca y tu aliento.
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