Aunque te deseé más allá de mis recuerdos,
se que no te puedo evitar.
Como un suspiro, a hurtadillas,
moviéndote entre los espacios
haces de mí presa fácil.
Se que tras los tejados
inclinados del invierno
sonríes mi miedo y
juegas, como juegan los niños
que, en mitad de la carretera inacabable
se hacen los muertos.